Embriagada con París
Siete horas me separaban de ella, de su luz, su arquitectura y su historia. La ansiedad me embriaga al pensar que finalmente la conocería, que podría recorrerla y vivirla.Durante toda la noche, mi novio y yo, recorrimos bajo agua y frío largos caminos de asfalto que unían a Lucerna de París. En ese tiempo y mientras me mantuve despierta, fui capaz de apreciar ruinas romanas, campiñas francesas y la oscuridad de la vía. Leer más…